Como ministro de Cultura, Mohamed Amine Sbihi tiene bajo su cargo el patrimonio cultural y artístico del Reino de Marruecos, y en consecuencia su misión prioritaria consiste en promover la investigación, estimular la creación, elaborar los textos legislativos relativos al campo de la cultura y vigilar su aplicación, así como establecer relaciones de cooperación con instituciones y asociaciones culturales de Marruecos y del extranjero.Una tarea tan ardua como diversa si se tiene en cuenta que Marruecos es un país con una grandísima riqueza cultural y un importante y valioso patrimonio histórico que debe ser preservado.
Por lo que al terreno de la cultura se refiere, Marruecos es uno de los primeros países beneficiarios de la ayuda y la cooperación española. La colaboración es constante. De hecho, durante el pasado año la embajada española organizó en Marruecos nada menos que 800 actividades culturales.
Esta cooperación cuenta también con la participación del Comité Averroes, que pronto contará con la ayuda de una nueva fundación para colaborar a su impulso.
La actividad cultural en Marruecos es rica y diversa. En Casablanca, por ejemplo, se celebra una feria de arte contemporáneo; en Marrakech, un festival internacional de cine y en Rabat el festival Mawazine de Ritmos del Mundo. Todas ellas citas imprescindibles de prestigio internacional.
En opinión del ministro de Cultura, que mantiene estrechos contactos con su homólogo español, “el patrimonio cultural marroquí debe ser no sólo cuidado sino también dado a conocer. Existe una tendencia (que no es una tendencia sino una evolución) que es el turismo cultural. Millones de personas optan por un destino turístico en función de su legado cultural. Marruecos tiene esta ventaja, a la que hay que sumar su proximidad con Europa. Por eso se ha convertido en destino del turismo de calidad”.
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